Ataques de pánico
¿Qué son los ataques de pánico?
Los ataques de pánico son episodios de miedo intenso y repentino, acompañados de síntomas físicos muy marcados (palpitaciones, sensación de ahogo, mareo, temblores) y la percepción de estar perdiendo el control o de que algo terrible va a ocurrir.
Experimentar uno o varios ataques de pánico puede ser muy angustiante, pero cuando se convierten en algo recurrente y aparece el miedo anticipatorio (“¿y si me vuelve a pasar?”), hablamos de un trastorno de pánico.
En algunos casos, la persona empieza a evitar lugares o situaciones en las que teme sufrir un ataque (transporte público, centros comerciales, salir sola de casa). Esto puede derivar en agorafobia, un trastorno que limita seriamente la autonomía y la calidad de vida.
Los principales síntomas son:
- Palpitaciones, golpeteo del corazón o aceleración de la frecuencia cardiaca.
- Sudoración.
- Temblor o sacudidas.
- Sensación de dificultad para respirar o de asfixia.
- Sensación de ahogo.
- Dolor o molestias en el tórax.
- Náuseas o malestar abdominal.
- Sensación de mareo inestabilidad, aturdimiento o desmayo.
- Escalofríos o sensación de calor.
- Parestesias (sensación de entumecimiento o de hormigueo).
- Desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (separarse de uno mismo).
- Miedo a perder el control o de “volverse loco”.
- Miedo a morir
Las causas:
- Factores biológicos: Aquí podemos incluir los antecedentes familiares de trastornos de ansiedad o pánico. Hay algunos estudios que muestran una heredabilidad del 30-40% en estudios con gemelos (Hettema et al., 2001). También aumenta el riesgo si existen alteraciones en neurotransmisores o hiperactividad en la amígdala y locus coeruleus.
- Factores psicológicos: Interpretaciones catastróficas de sensaciones corporales o hipervigilancia interoceptiva (atención excesiva a los cambios físicos)
- Factores ambientales: Generalmente hablamos de factores estresores, el DSM señala el estrés como factor precipitante, pero también debemos tener en cuenta el consumo de cafeína (la cafeina puede inducir síntomas de pánico en personas vulnerables), nicotina o de otras sustancias.
- Factores sociales: Falta de apoyo social o estilos familiares de sobreprotección o invalidantes que refuerzan conductas de evitación.
El diagnóstico del trastorno de pánico
- Ataques de pánico imprevistos recurrentes. Un ataque de pánico es la aparición súbita de miedo intenso o de malestar intenso que alcanza su máxima expresión en minutos, tiempo durante el cuál se producen cuatro o más de los síntomas anteriormente mencionados.
- Al menos a uno de los ataques le ha seguido un mes (o más) de uno o los dos hechos siguientes:
- Inquietud o preocupación continua acerca de otros ataques de pánico o de sus consecuencias (pérdida de control, tener un ataque al corazón, “volverse loco”.
- Un cambio significativo de mala adaptación en el comportamiento relacionado con los ataques (ejemplo: comportamientos destinados a evitar los ataques de pánico, como evitación del ejercicio o de las situaciones no familiares).
- La alteración no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia (drogas, medicamentos) ni a otra afección médica (ejemplo hipertiroidismo o trastornos cardiopulmonares).
- La alteración no se explica mejor por otro trastorno mental.
El diagnóstico de la agorafobia
- Miedo o ansiedad intensa acerca de dos (o más) de las cinco situaciones siguientes:
- El individuo teme o evita estas situaciones debido a la idea de que escapar podría ser difícil o podría no disponer de ayuda si aparecen síntomas tipo pánico u otros síntomas incapacitantes o embarazosos (por ejemplo, miedo a caerse en las personas de edad avanzada)
- Las situaciones agorafóbicas casi siempre provocan miedo o ansiedad.
- Las situaciones agorafóbicas se evitan activamente, requieren la presencia de un acompañante o se resisten con miedo o ansiedad intensa.
- El miedo o la ansiedad son desproporcionados al peligro real que plantean las situaciones agorafóbicas y al contexto sociocultural.
- El miedo, la ansiedad o la evitación son continuos y duran típicamente seis o más meses.
- El miedo, la ansiedad o la evitación causan malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral y otras áreas importantes del funcionamiento.
- Si existe otra afección médica, el miedo, la ansiedad o la evitación es claramente excesiva.
- El miedo, la ansiedad o la evitación no se explican mejor por los síntomas de otro trastorno mental.
El tratamiento
La TCC es eficaz para:
- Identificar y modificar pensamientos catastróficos sobre las sensaciones físicas.
- Aprender técnicas de respiración y regulación emocional.
- Exponerse de forma progresiva y controlada a las situaciones evitadas.
Otros enfoques con evidencia incluyen la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) y, en casos con trauma de base, el EMDR.
En el tratamiento del trastorno de pánico (con o sin agorafobia) existe evidencia muy sólida para recomendar la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) como el tratamiento más eficaz. Es fundamental que incluya tanto psicoeducación como exposición (graduada, repetida y prolongada).
En algunos casos con síntomas moderados-graves o existe comorbilidad con otros trastornos mentales puede valorarse el tratamiento farmacológico.
Cuestionario orientativo de autoevaluación
1. ¿Has experimentado episodios repentinos de miedo intenso acompañados de síntomas físicos como palpitaciones, mareo o sensación de ahogo?
2. ¿Temes constantemente volver a tener un ataque de pánico?
3. ¿Evitas lugares o situaciones por miedo a que aparezcan los síntomas?
4. ¿Sientes ansiedad anticipatoria al pensar en salir solo/a o estar en sitios concurridos?
5. ¿Estos miedos limitan tu vida laboral, académica o personal?
Si respondes afirmativamente a varias de estas preguntas, puede tratarse de un trastorno de pánico con o sin agorafobia .Este cuestionario es únicamente orientativo y no sustituye un diagnóstico clínico.
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